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Un ángel como ella sólo podía vivir allí, en L.A. El saber que con dinero y esfuerzo se podría pasar una noche junto a ella me ha hecho más mal que bien. La utopía se vuelve real para otros, mientras que para mí Kimber James sigue siendo un lejano horizonte, ese sueño allende el ilimitado ponto.
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Para el que pueda (¡cómo le envidio!), aquí tiene los datos.
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